Por Mariano Alameda.
Dicen que cuando vemos un objeto hermoso, creemos que la belleza pertenece al objeto observado. Sin embargo, si lo miramos con atención, nos daremos cuenta de que no todo el mundo considera hermosas las mismas cosas.
En realidad, la belleza es algo que pertenece al ojo que la mira. La apreciación de lo hermoso es una capacidad interna, que se despierta dentro de cada uno. O sea, que la belleza pertenece al observador.
Del mismo modo, el amor, el deseo, es una energía interior, que se despierta en nosotros y luego podemos objetivarla en alguien o algo.
Sin embargo, cuando el amor no se establece sobre una persona determinada, o un grupo de objetos