Por Mariano Alameda.
Dicen que cuando vemos un objeto hermoso, creemos que la belleza pertenece al objeto observado. Sin embargo, si lo miramos con atención, nos daremos cuenta de que no todo el mundo considera hermosas las mismas cosas.
En realidad, la belleza es algo que pertenece al ojo que la mira. La apreciación de lo hermoso es una capacidad interna, que se despierta dentro de cada uno. O sea, que la belleza pertenece al observador.
Del mismo modo, el amor, el deseo, es una energía interior, que se despierta en nosotros y luego podemos objetivarla en alguien o algo.
Sin embargo, cuando el amor no se establece sobre una persona determinada, o un grupo de objetos
específicos, sino que se extiende a toda la vida en su totalidad; cuando el amor a la Vida en general y al Ser brillan con potencia, entonces el amor no es algo que objetivamos, sino que el amor es lo que somos. Entonces, amor y objeto de amor se hacen Uno.
específicos, sino que se extiende a toda la vida en su totalidad; cuando el amor a la Vida en general y al Ser brillan con potencia, entonces el amor no es algo que objetivamos, sino que el amor es lo que somos. Entonces, amor y objeto de amor se hacen Uno.
Por eso se dice que Dios, el Espiritu, la Energía, el Kosmos es Amor, porque es en la experiencia de amar porque si cuando el amor y lo amado se funden en la experiencia de Ser.
Esto lo han dicho los místicos de todos los tiempos y tradiciones. Esto es lo que eres, solo hay que darse cuenta de que siempre ha sido asi, aunque a veces, el ego, la separación, la enajenación, la alienación, nos haga verlo de modo distinto.
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